¿Nos hemos planteado alguna vez calcular la cantidad de comida que desperdiciamos a la semana, o al mes? Seguro que en algún momento nos ha asaltado la duda de qué es lo que hacen las grandes superficies o las cadenas de supermercados con los alimentos caducados (en este enlace tenéis resumidas las cifras del Instituto Cerdá al respecto; muy interesantes) A mi, desde luego, me ha parecido siempre que en estos casos debe haber una gran cantidad de comida que se podría aprovechar, sobre todo en estos tiempos de crisis. Y eso sin entrar en la polémica que se ha establecido hace poco en lo referente a retirar la fecha de caducidad de los alimentos por parte de la UE (aunque aquí habría que diferenciar entre "fecha de caducidad" y "fecha de consumo preferente": en este artículo lo explican muy bien)

Por todo esto, me ha parecido muy curioso este artículo publicado en El País acerca de una asociación en Italia, Last Minute Market, que se dedica a recuperar toda esa comida y esos alimentos "que nos sobran" para distribuirla a los más necesitados. Me ha impactado el dato que aportan al respecto de que en el mundo se desperdicia más de un tercio de la comida que se produce. !!!Un tercio!!! No está de más que en estas fechas (aunque debería ser durante todo el año) reflexionemos un poco acerca de este problema. Desde luego, iniciativas así merecen mucho la pena. Aquí os dejo el contenido del artículo:
"Hojas de coliflor, costras de pan seco, piel de manzana...Angela Pignata mezcla ingredientes que suenan a poción mágica. Sin embargo, la cocina de Cà Shin, casa rural en las colinas de Bolonia, al norte de Italia, no se parece al taller de una bruja. La chef prepara para los clientes del restaurante un menú a base de sobras: queso a punto de caducar, nata en su último día, hojas y tallos de verduras que se suelen tirar a la basura. Cocinar sin despilfarros es un recetario contra la crisis. Firmado: Andrea Segrè.
Agrónomo y economista, director del departamento de ciencias agroalimentarias de la Universidad de Bolonia, Segrè fundó Last Minute Market, una asociación que recupera las excedencias de supermercados, industrias, comedores empresariales o escolares y las distribuye a los necesitados. Un yogur con fecha de caducidad próxima o una manzana abollada acaban en la mesa de un comedor social, por ejemplo. Todo a kilómetro cero, para evitar gastar energía y contaminar en el transporte.
En diez años de actividad Segré y sus ex alumnos han salvado toneladas de comida y de energía. También impulsaron una directiva que Bruselas aprobó en 2008, instituyendo la Semana Europea de la Prevención de Residuos (este año, hasta el 25 de noviembre) y fijando el objetivo de reducir de un 50% los desperdicios alimentarios antes de 2025. “El lema de nuestra época es ‘consume y crece’. Más elevado es el PIB, más gordos los cubos de basura. No hacemos más que tirar y comprar nuevos muebles, prendas, móviles”, comenta Segrè.
A su juicio, “el despilfarro de comida es la paradoja más odiosa. Por un lado, hay que aumentar la producción alimental de un 70%, para cebar a una población mundial que va a alcanzar los 9.000 millones en 2050. Por el otro, se desperdicia más de un tercio de la comida que se produce. Si recuperáramos todas las pérdidas y los residuos, podríamos abastecer, durante un año, a la mitad de la población actual”.
Last Minute Market es hoy una excelencia europea, existe en 45 ciudades italianas, ha sensibilizado productores (en la zona están industrias como Barilla o Parmalat) y supermercados. “Los cubos de basura engordan sobre todo dentro de los hogares. Las familias acaban tirando más de la mitad de lo que guardan en la nevera o en la despensa”. Esa cantidad inmensa (y no calculable) de comida acaba en los camiones municipales y en los vertederos. Para “digerirla” se utiliza el 3% del consumo energético total de Italia. Una cantidad que podría cubrir las necesidades de más de un millón y medio de ciudadanos. Y eso, mientras los estudios sobre la pobreza energética cuentan que 150 millones de europeos no llegan a pagar las facturas de luz y gas.
“Es vital reducir los desperdicios entre fogones, en la mesa y, antes aún, en la bolsa de la compra”, resume Segrè. Cuando tiramos una manzana, nos cargamos toda la cadena necesaria para su producción: suelo, agua, energía, mano de obra. Si ahorramos al planeta y a nuestro bolsillo este desperdicio, vamos a estar mejor y va a haber para todos”.
Existen maneras muy sabrosas de utilizar partes de productos que se suelen descartar. Cocinar sin despilfarros es un manual de economía doméstica. Y colectiva, pues Last Minute organiza cenas masivas (de miles de personas) para demostrar el encanto culinario de las sobras. “Es un gustazo utilizarlo todo hasta la última gota y ver el cubo de basura medio vacío”, comenta la cocinera de Cà Shin, donde el techo está aislado con jerseyes de lana viejos, la verdura viene de la huerta y la leña del bosque cercano. “La piel de las verduras es perfecta para preparar cubitos de caldo caseros”, revela Angela, que ha horneado susquiches de hojas de coliflor y manipula rápida los ñoquis de pan rallado. Quizás no esté tan lejos de ser una bruja (buena)"
Canción para esta entrada: "Try" de Pink. Me ha gustado el vídeo y la canción más...
Canción para esta entrada: "Try" de Pink. Me ha gustado el vídeo y la canción más...
"Where there is desire
There is gonna be a flame
Where there is a flame
Someone's bound to get burned
But just because it burns
Doesn't mean you're gonna die
You've gotta get up and try try try
Gotta get up and try try try
You gotta get up and try try try"
There is gonna be a flame
Where there is a flame
Someone's bound to get burned
But just because it burns
Doesn't mean you're gonna die
You've gotta get up and try try try
Gotta get up and try try try
You gotta get up and try try try"